miércoles, 18 de marzo de 2009

Las características principales del teatro romano derivaron en un principio de las del teatro griego, ya que muchas de las características generales de la arquitectura romana derivan directamente de la arquitectura del período helenístico.
Los primeros teatros se construyeron en madera. Éstos se derribaban después de que el acontecimiento para el cual fueron erigidos concluyera. Una ley impedía la construcción de teatros permanentes. Sin embargo, en el 55 a. C. se construyó el Teatro de Pompeyo con un templo para evitar la ley.
Con el paso del tiempo, los teatros romanos desarrollaron características específicas. La mayor parte de los teatros romanos conservados siguen el modelo arquitectónico propuesto por Vitrubio, constando de:
- Scenae frons (frente escénico), normalmente compuesto de un doble orden de columnas.
- Orchestra: semicírculo frente a la escena en el que se sentaban las autoridades.
- Aditus: Pasillos laterales de entrada a la orchestra.
- Cavea: Estructura semicircular en la que, según el rango social, se situaban los espectadores. Se dividía en ima cavea, media cavea y summa cavea.
- Vomitoria: Entradas abovedadas por las que se accedía a la cávea.
- Proscaenium (proscenio): Espacio delante de la escena en el que se desarrollaba la acción dramática.
- Porticus post scaenam (Pórtico detrás de la escena): Patio porticado con columnas detrás de la escena.
Algunos teatros podía apoyar la cávea sobre galerías abovedadas, mientras que en otros, los arquitectos aprovechaban la ladera de alguna colina para excavar sobre ella la cávea del teatro.
El teatro podría cubrirse con toldos para proteger a los espectadores de la lluvia o de la luz del sol.
Además, muchos teatros mantenían pequeños templos en su estructura.

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